
La cafeína tiene diverso usos en alimentos y en medicina, de hecho se ha comprobado que aumenta el poder en algunos analgésicos contra la migraña, calambres menstruales y algunos dolores post-quirúrgicos.
Además tiene un efecto vasoconstrictor a nivel cerebral, a la inversa de sus efectos vasodilatadores periféricos, que es auxiliar en algunos dolores de cabeza.
La cafeína se clasifica entre las sustancias psico-estimulantes, como la cocaína y las anfetaminas, pero no se puede considerar como un estupefaciente ni como una droga ya que no provoca adicción, ni una necesidad de aumentar la dosis, ni tampoco influye en el comportamiento del individuo.
La cafeína nos hace sentir más despiertos, estar en alerta.
También aumenta la vasodilatación periférica provocando un aumento en la presión sanguínea de menor intensidad a la que ocasionan las actividades normales diarias.
Estudios publicados por Oestensen en el Scandinavan Jounal of Gastroenterology el café no provoca úlceras pépticas, aunque puede agravar algunos casos de este tipo, ya que estimula la producción de secreciones gástricas; es un excelente digestivo en individuos sanos.
El café previene contra disfunciones hepáticas protegiendo en cierto grado el hígado de los bebedores de alcohol contra cirrosis y algunos otros padecimientos.
Según investigaciones de la Universidad de Harvard los adultos que beben de dos a tres tazas de café con cafeína tienen un 40% menos de probabilidad de padecer cálculos biliares.
La cafeína impide la cristalización del colesterol que es el principal componente de los cálculos biliares.
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